sábado, 29 de diciembre de 2012

Capítulo 4: Despedida

Desperté en una cama, aunque no en la mía. Vi los ojos rojos de Castiel por la falta de sueño entrecerrarse y al delegado medio cayéndose de la silla por lo mismo. En el mismo momento en que pude abrir con plenitud mis ojos, se abalanzaron los dos con una batería de preguntas que casi hacen que me volviese a dormir del dolor.

-Un poco de silencio por favor, la paciente debe descansar.-dijo la enfermera.

Los dos asintieron casi al unísono (muy graciosa escena). Sus caras lo decían todo: se sentían culpables e incómodos porque sabían que me había dado cuenta.

Después de un largo rato de silencio.

-¿Cómo te sientes?
-Bien, medio dormida pero bien.
-Ámber va a estar una buena temporada en casa por esto.
-Me parece razonable.
-Deberías atar mejor a tu hermana.
-¿A qué te refieres?
-Parece una leona desesperada.
-No hables así de mi hermana, un poco de respeto.
-¿Qué respeto se puede ganar atacando así a Arisu e intentando seducirme?
-En lo de Arisu tienes razón, pero en lo demás... ¡te estás pasando!
-¿A sí? ¡Ahora verás lo que es pasarse!

Antes de que pudiese decir nada, ya se habían cogido por el cuello de la camisa. En cuanto Castiel levantó el puño, una pequeña personita apareció por la puerta, haciendo que el mundo entero se detuviera, incluidos los dos sexys combatientes.

-¡Arisu! ¿Cómo te sientes?
-¡Ken!
-¿Lo conoces?
-Venga ya, ¿tienes algo que ver con él?
-Sí, lo conozco, y Ken es como mi hermano aquí, a si que sí, tengo algo que ver con él.
-Ignorándolos- En cuanto me enteré vine a ver como te encontrabas -suspiro- ojalá hubiese podido defenderte...
-Nah, no te aflijas, no pasa nada, me alegro de que hayas venido a verme.
-Es cierto, tampoco podrías defenderte a ti mismo de nadie.
-Basta, los dos fuera, me hacéis venir dolor de cabeza. Cuando os tranquilicéis, entráis. Antes no.
-Vale.
-Esperaremos fuera.

Castiel y Nathaniel se fueron, y Ken se quedó conmigo.

-Oye, también vine a verte porque quería darte una noticia.
-¿Qué pasa? ¿Algo malo?
-Cuando le expliqué a mi padre lo que te pasó, se contrarió mucho porque tu siempre supiste defenderte bien...
-Es que me tomó desprevenida, no por nada más.
-Ya, el caso es que también le dije lo que me hicieron a mí, y dijo que era una vergüenza que una señorita pudiese con su propio hijo, y me dijo que el mismo me entrenaría.
-Ken, ¡eso es estupendo! Así podrás defenderte de ella a partir de ahora.
-No te creas, no es tan bueno. Para poder entrenarme, tengo que ir a la base con mi padre, que ya sabes, es militar.
-¡Qué! ¿A qué base?
-A la base militar de los Cerrillos.
-Espera, eso está en Chile... ¿te vas?
-Sí, pero te prometo que nos volveremos a ver. Te dejo este peluche, para que me recuerdes.
-¡Ken!

Esa última frase la dijo llorando, y en cuanto me dio el peluche, salió corriendo de la lúgubre habitación del hospital. Un sentimiento de tristeza, que no experimentaba desde hacía mucho, hizo que cayeran estrellas saladas por las mejillas. en ese momento, el sexy pelirrojo entró con su típica carita de no saber que pasa.

-¿Qué me he perdido? -se percata de mis lágrimas- ¿Por qué lloras?
-sollozo- Ken se va. Vuelve a Chile por culpa de la princesita.

Se acercó y secó las fugas de pena en forma de gotas saladas. Acto seguido, cogió el osito, sonrió y dijo.
-Es simpático. Se nota que te quiere mucho.
-Sí, somos como hermanos desde... -silencio repentino.
-¿Desde cuando?
-Desde hace mucho tiempo. Éramos vecinos desde que nacimos, aunque luego cambiamos de casa.
-Vaya -pausa-. Se me olvidaba -se registra un bolsillo de la chaqueta- aquí tienes tu horario.
-Ah, gracias.
-Te lo tenia que dar el delegado, pero se ha tenido que ir.
-Bueno...

Otra vez un silencio incómodo. Debía hablar alguien, o volvería a sonrojarme.

-¿Y cómo es que viniste desde Chile hasta aquí?
-¿Eh?
-Antes de que pasara todo esto, estábamos hablando, ¿recuerdas?
-Sí, ahora sí.
-¿Entonces?
-Neh... Que mi familia no me aguanta.
-¿Y ya está? La mía tampoco y no me han enviado a otro país, me dieron la emancipación y ya.
-¿Ah sí?
-Sí, vivo sólo con mi perro.
-¿Tienes un perro?
-Sí, se llama Demonio.
-El nombre da miedo, ¿el perro también?
-Puede. Es un Beauceron.
-Algún día deberías presentármelo.
-Debo intuir que te gustan los animales.
-Sí, de todo tipo. Menos las arañas.
-¿Te dan miedo?
-Más que eso. Sufro aracnofobia diagnosticada.
-Vaya...rara.
-¿Cómo que rara?
-Pues eso, rara.
-No me llames rara mientras estoy mal.
-Perdón.

Silencio otra vez. Entró una enfermera a ver como seguía. Comprobó el monitor, el suero y después hizo salir a Castiel de la habitación para hacerme unos chequeos.

-Tenga cuidado.
-Tranquilo, no le pasará nada.

En cuanto mi "guardaespaldas" salió, la enfermera me dice:

-Que suerte tienes.
-¿Suerte de qué?
-Con tu novio -revisa mis ojos.
-¿Eh? no e... -me mete un palo en la boca.
-Te cuida, se preocupa por tí, es guapo, ¡y vaya cuerpo tiene!
-Suspiro- -vuelta a la realidad- pero no es mi novio.
-Vaya -revisa mi cabeza y el golpe- he metido la gamba ¿verdad?
-No, que va.
-Pero... te gusta, ¿a que sí? -me tumba y revisa mi espalda.
-¡No! no... -me sonrojo.
-Vale, engáñate a ti misma, pero a los demás no nos puedes engañar -deja de revisarme-. Hoy mismo podrás dormir en tu casa.
-Bien, y se lo repito, no me gusta.
-De acuerdo, lo que tu digas.

Mientras ella se va en busca del doctor que firmaría mi alta, entra Castiel.

-¿Qué tal?
-Me puedo ir hoy mismo.
-¡Genial! Ahora intenta no provocar a Ámber.
-¡Yo no la provoqué!
-Como siempre estamos hablando tiene celos de ti.
-¿De mi?
-Sí, porque acabas de llegar y ya tienes un poco más de atención que ella.
-Si, ya casanova, sino ligotearas con ella, yo no estaría así.
-tono sarcástico- Ha...ha... Yo no ligoteo, sois vosotras las que venís hacia mi.
-Si, será eso.

Entró el doctor y me dio el alta. En la puerta del hospital había un coche del instituto esperando para llevarme. Me despedí de Castiel (el cual se fue en su moto) y subí al coche. En cuanto llegué a mi habitación ordené mis cosas y me fui a dormir con la rara sensación de que el día que venía sería peor que este.




~Fin del capítulo 4



  • Nota: Siento haber tardado tanto, les deseo felices fiestas a todos y un muy feliz Año Nuevo. Como mucho nos escribiremos por la segunda o tercera semana de enero, porque me voy a quedar sin internet (TTvTT) Daisuki~ 

domingo, 18 de noviembre de 2012

Capítulo 3: Knock Out

Mientras Castiel no me dejaba de hacer cosquillas, una sombra de orgullo y rabia se acercaba hacia nosotros. En cuanto nos quisimos dar cuenta, Ámber estaba delante mío con una cara entre la de "El Grito" de Edvard Munch y el "Ecce Homo" tras la restauración fallida.

-¿Y esa cara? -preguntó casi riendo.

En ese preciso instante, mi mal presagio se hizo más intenso y el puño de esa bruja hundió mi mejilla con tal fuerza que pensé que mi mandíbula se había descolocado. Castiel la cogió por ese mismo brazo y la clavó contra la pared.

-¿De qué vas? -dijo enfadándose.
-Asustada- No, es que...
-¿Es que qué? ¡No te ha hecho nada para que le pegues!
-Eh...

Entonces se encendió la lucecita de mi cabeza, que normalmente me solía dar ideas sensatas.

-¡Ah! ¿Es porque sois novios?

Ámber se volvió loca de ira e intentó volver a golpearme, pero Castiel se lo impidió.

-¿Por qué has dicho una mentira tan grande?
-Hey, sin exagerar. Lo he dicho porque el primer día, si mal no recuerdo, Ámber me dijo que eras suyo y que no me acercase a tí. Le pregunté si erais novios y no me contestó, ... ¡pero tampoco pensé que me fuese a pegar por hablar contigo!
-¡Estúpida! -me aventó una media bofetada, que no fue entera gracias a que Castiel la cogió.
-Así que es eso eh... Pues fíjate princesita, yo no le pertenezco a su alteza, ni a mis padres, así que esa boquita es mejor que esté cerradita si no quieres acabar mal. Ahora, vete.

Una vez fuera de juego la pesada de Ámber, me senté en uno de los contadores de agua y Castiel se acercó para mirar mi mejilla.

-Vaya, no sabía que fuese tan deseado.
-No te creas tanto -me toca la mejilla mientras suelto un leve quejido.
-Es mejor que vayamos a la enfermería, y así aprovechamos para hablar sin que te pelees con nadie por mí, fiera.
-¿Eh?¿Que? yo... -me sonrojé.
-Tranquila, con esos ojos lo dices todo.

Me llevó a la enfermería con mucho cuidado, la enfermera miró ese golpe y me dio una bolsa de hielo.

-Estírate y ponte el hielo en la mejilla para bajar la inflamación. En cuanto a tí -se dirige a Castiel- te busca el delegado.
-Dile que estoy en enfermería, si quiere algo, que me venga a decir.
-Suspira- Está bien, pero cuídala. Si tiene algún otro síntoma como mareos o fiebre, por favor, avisa. Podría ser peligroso.

Nos quedamos solos y se hizo un incómodo silencio. "Si no habla alguien me moriré de vergüenza".

-¿Te duele?
-Eh... no mucho.
-Ahora dime, ¿de dónde vienes?
-Vengo de Chile.
-¡Uf! Un poco lejos ¿no?
-Un poco bastante. ¿Y tu?
-Yo de aquí. Vivo en un edificio cerca de aquí. Tu seguro que estás interna, viniendo desde tan lejos.
-Muy agudo Sherlock.
-¿En que habitación?
-En la 25, ¿por?
-Para saber dónde puedo dormir si me quedo por el instituto -comparó mi cara con las fresas que había en la mesita de noche y soltó-. Tranquila, no te voy a hacer nada raro, si tu no quieres.
-Como eres.

Dejé suelta una sonrisa que se contagió en su travieso rostro, y de repente, entró la directora.

-Arisu, debes decirme en qué club participarás ya que no lo pusiste en el formulario.
-Perdone, ahora está un poco indispuesta.
-Pero debe decidir ya, si no estará suspendida.
-Tranquila, va a ir conmigo al club de basket.
-Perfecto, ya que tienes un hueco allí -se fue.

Miré a Castiel con cara de no entender nada y le pedí explicaciones. Su respuesta fue tan impactante, que me volví a quedar sin habla.

-Hubieses acabado apuntándote a basket sólo por fastidiar a Ámber y así poder verme sin camiseta. ¿O no quieres eso?

Mi único pensamiento fue "¿Tanto se me nota?". Al parecer, las visitas no iban a terminar con la directora, así que llegó Nathaniel con un papel en la mano.

-Castiel tienes que -se detiene, me mira y suelta- ¿Pero que te ha pasado? ¿Le has pegado? ¿O la has metido en un lío con una de tus amiguitas?
-Frena señor >>Soytotalmenteperfecto<<. Primero, jamás le pegaría a una chica y segundo, tampoco es culpa mía esto. Es más, si no hubiese estado, a lo mejor no estaría tan bien.
-Serás mentiroso...
-Para tu información, fue tu hermana la que le pegó un puñetazo.
-¿Mi hermana? Te lo estás inventando.
-¡Ja! Le tiene celos a Arisu y por eso le pegó.
-¿Celos de qué?
-Por que Arisu está siempre a mi lado mientras que ella no -dijo con tono burlón.
-Será eso... Yo sólo venía a decirte que debes firmar esto.
-Sí, para que me expulsen. ¿Tu estás tonto?
-Pues no hubieses hecho campana, ¡ahora te haces responsable!
-¡Deja de meterte es mis asuntos!

Mientras más intensa se hacía la pelea, menos posibilidades tenía de detenerlos. Ya casi no podía hablar, y si solo salía un pequeño hilo de voz, con el ruido de su discusión pasaba más desapercibida que el pedo de una ardilla. "Si no me oyen, entonces haré que me vean, pero para eso tendré que levantarme". Tenía poca fuerza, la cabeza me ardía y toda la sala se movía como una centrifugadora. Reuní la poca energía que me quedaba y me caí encima de Castiel. Ese simple accidente les dio a entender a los dos de parte de quién estaba, de que no quería que se pelearan, de que me encontraba fatal y que llamaran a la enfermera de una vez. Recuerdo haber oído:

-Corre, ve a buscarla, yo me quedo.
-¿Por qué yo?
-Porque eres el delegado y la encontrarás antes.

Después de eso, un portazo, luego...

-Tranquila, todo irá bien, perdón por no cuidarte, por favor, no te duermas, no, no te duermas por f...

Después de eso, solo recuerdo negra y absoluta oscuridad, un profundo y largo sueño.




~Fin del capítulo 3

jueves, 1 de noviembre de 2012

Capítulo 2:Explorar territorio enemigo -que miedo-

-¿Qué haces tú aquí?
-Eso mismo me pregunto yo.
-Yo llevo más tiempo que tu aquí, igualada.
-No, yo me preguntaba: ¿qué hago yo aquí?
-Suspiro- Pidamos un cambio.
-No podría estar más de acuerdo.
-Pero ahora, es muy tarde y no nos harán caso.
-Es verdad, ¿pero Nathaniel no duerme aquí?
-No, solo yo.

"¡Ups! Puede que haya metido la pata hasta el fondo... Y puede que se haya dado cuenta de mi culpabilidad, es que mi cara es como un libro abierto"

-No pasa nada, tampoco es para tanto.
-Lo siento.
-¿Y ahora para qué te disculpas?
-Por que tienes que aguantarme como mínimo hoy.
-Si, yo también.
Se hizo un silencio sepulcral e incómodo. Ahora que me doy cuenta, deberíamos dormir juntas, al menos por esa noche, y yo no sabía si podría coger el sueño.

-Solamente una condición.
-¿Cuál?
-Éste -señala su cama y todo su alrededor, que era casi toda la habitación- es mi sitio, mi hábitat, mi espacio. ¿Entendido? Tú quédate en tu lado. -señala el sofá y la puerta.

Mis maletas quedaron esparcidas cerca del sofá, y aunque yo intenté replicar por que había una litera, pero la señorita tenía  la de arriba ocupada con trastos, por tanto, solo el sofá estaba libre. La noche se me hizo eterna, se me clavaba alguna cosa en la espalda y no me cabían los pies. Intenté dormir, pero fue imposible por dos cosas: la incomodidad -obviamente- y por que la princesita ronca. Si, aunque parezca imposible, ronca. Pero no un ronquido suave, y que a algunos chicos incluso les parece mono, no, es un ronquido brutal, parecía que se fuera a caer toda la habitación en cualquier momento. Hasta la costa japonesa durante un terremoto con tsunami incluido y con una explosión simultánea de todas las centrales nucleares era más seguro que estar bajo el mismo techo que Ámber. En aquellos momentos de solitud mental regresaron a mí recuerdos de mi infancia, momentos agradables,otros no tanto, y otros, otros que si los olvidaba para siempre, mejor. Uno de estos recuerdos era el motivo de mi llegada al ese instituto, todo fue culpa de él, mi padrastro. De repente, ese recuerdo hizo que me estremeciera de asco y una lágrima de rabia rodó por mis mejillas y cayó al sofá. "Basta" me dije. "Eso solo me va a hacer daño, ahora debo descansar". Como si el dormir fuese a curar mis heridas. Miré el reloj. Las 5 de la madrugada. Si no dormía un poco, al día siguiente no podría rendir bien.

-Si no te levantas, no podré sacarte de aquí.
-Eh.. -aún medio dormida.
-Vamos, ¡espabila!
-Entendido, ahora me levanto.

Me duché lo más rápido posible, y en cuanto estuve lista me reuní con Ámber fuera de la habitación, y nos dirigimos a hablar con Nathaniel.

-Vaya, parece que hubo un error con las habitaciones. Ámber, deberás cambiar de planta, es el mismo número de habitación, solo que más arriba.
-¿Qué? ¡Si la nueva es ella!
-Lo siento, la directora así lo dijo.
-Vaya -me mira- ¿Cómo  has podido?
-Yo no he hecho nada.
-Esa habitación es la más cara de todas, es imposible que nadie pueda pagarla. Mi familia es la más rica de Barcelona.
-...
-¿No respondes?
-Calla ya Ámber. -se dirige hacia mí- En cuanto mi hermana retire sus cosas, podrás ocupar tu habitación.-se va con su hermana.
-...

Fui a darme una vuelta por el patio. Me escondí en un jardín, no había nadie. Entonces, sentada entre dos arbustos que me daban una sensación de protección, me puse a llorar hasta que mi corazón dejara de doler, hasta que me desahogara, pero sin que nadie lo supiera.

-Eh, ¿te han admitido? -pausa- ¿Qué te pasa?
-Eh, nada, no dormí bien, por lo de la inscripción, está todo resuelto, me quedo.
-Bien, pero me parece raro que alguien llore por no dormir.
-Sí, soy rara.
-Se nota.
-¿Eso es bueno?
-Es especial.

Esas dos palabras hicieron que mi corazón dejara de doler y se llenase de alegría, tanta, que dos pequeñas lágrimas de felicidad se escaparon.

-¿Quieres dejar de llorar?
-Es de felicidad.
-Tonta -se ríe.
-¡No te rías de mí! -le doy una colleja.
-¡A que te doy!
-Me río- ¡Atrápame si puedes!
-¡Ven aquí!





~Fin del capítulo 2

domingo, 28 de octubre de 2012

Capítulo 1: Un nuevo comienzo

Empiezo un nuevo instituto. ¿Por qué? Por que mis padres ya no me soportan y me envían a una academia para malas conductas, pero prefiero llamarlo APM. El solo hecho de salir de casa me aterra, pero para llevar la contraria a mi padrastro, me voy. Con 15 años ya, tengo que separarme de las personas las cuales jamás me han dejado volar con libertad. Pero no tengo miedo, en la APM, me va a ir muy bien, lo presiento. Además, según los conjuros de San Juan, este año encontraría el amor, un amor puro y verdadero, un amor que duraría para toda la vida.

(18 horas más tarde...)

Por fin he llegado a mi destino. ¿Que por qué he tardado 18 horas? Simple. Vivía en Chile con mi familia, y ese instituto está en España.
Una vez instalada en mi habitación, vi que la compartía con una chica que parecía simpática. Salí de mi cuarto y fui a ver a la directora, para comprobar que mi formulario estaba completo.

-Buenos días, tu debes ser la nueva alumna, yo soy la directora del instituto.
-Hola, venía a ver si mi formulario está completo.
-Eso debes ir a ver al delegado, Nathaniel.
-Bueno -me doy media vuelta, pero me vuelvo a dirigir a la directora- una pregunta...
-Dime.
-Este instituto, ¿cómo se llama en realidad? Mi familia me dijo que era para malas conductas...
-Es el instituto hispanochileno, es un intercambio directo... Como tu familia considera que tu conducta no es la adecuada, te han internado, pero los que sus padres no consideran que tengan una mala conducta, no los internan.
-Ah, entiendo.
-Sería mejor que vayas a ver al delegado.
-Tiene razón, gracias.

"Vaya, así que mis padres no me enviaron a un instituto tipo prisión" pensé. Seguidamente, fui a buscar al delegado. Como no sabía dónde podía encontrarlo, fui mirando en todas las aulas. Entré a una sala en donde había un chico muy mono. Pensé que, a lo mejor, sabría donde encontrarlo.

-Perdona ¿sabes donde puedo encontrar al delegado Nathaniel?
-Sí, aquí lo tienes.
-Oh, la directora me ha enviado a revisar mi formulario de inscripción.
-Hm...deja que revise mis papeles y te informo.
-Tómate tu tiempo.
-Revisa y se gira hacia mí- Lo siento, no lo encuentro. Puede que se haya traspapelado, tampoco está tu foto, y debes pagar 25€ para la inscripción.
-Vaya -para mí misma- además de encerrarme, debo pagar yo mi inscripción -miro a Nathaniel- espero que puedas encontrarlo, yo intentaré conseguir lo demás.
-Bien, pásate luego por aquí,de mientras, puedes darte una vuelta por el instituto.

"Hum... este instituto es interesante". Saliendo de la sala, por el pasillo, vi que se acercaban unas chicas
bastante arrogantes.

-Ho...
-¡Aparta!

"Uf, que pesadas" Seguí caminando por el pasillo, y cuando iba a salir, vi a un chico un poco más bajito que yo. Tenía un aspecto del típico empollón, y además, me sonaba... ¿Sería un dejávu?

-¡Arisu!
-¿Eh? -momento de recuerdo- Ken ¿qué haces aquí?
-Es que tus padres informaron a los míos de tu traslado y, les dije que yo también quería venir.
-Oh, que bien, al menos conozco a alguien aquí.
-¿Te alegras?
-Sí, tu eres como de mi familia.
-Al menos, soy algo bastante especial. Oye, ¿has visto a esas chicas?
-Ah ¿esas? Sí, ¿te han hecho algo?
-¿A mí? Me han empujado y me han quitado el dinero del almuerzo.
-Se han pasado. Te daría algo de dinero, pero lo necesito para la inscripción.
-Oh... ¿ya te has dado una vuelta por aquí?
-No, a eso voy.
-Ah... te dejo tranquila -se va, pero vuelve- si después tienes tiempo, ¿te gustaría quedar conmigo?
-Si tengo tiempo, probablemente sí.
-¡Yuju!

Una vez acabada mi conversación, fui directamente al patio, y fue cuando el flechazo de Cupido -puede que no muy acertado en ese momento, pero bueno- llegó al ver a un chico con pelo rojo, vestido con un estilo diferente a los demás, más alto que yo, muy sexy, con una mirada muy atrayente y con un aire de chico malo que no deja indiferente a nadie.

-Hola, soy nueva.
-¿Y?
-¿Siempre tan amable?
-Sobretodo con los nuevos. Me llamo Castiel.
-Yo Arisu, aunque ahora estoy muy ocupada, no dejan de marearme por el formulario.
-Ah si, el delegado Nathaniel. No he conocido persona tan aburrida como él.
-Hombre, un poco soso si que es. Pero puede que también sea simpático.
-Si tu lo dices -pausa- bueno, ocúpate del formulario y luego me cuentas.
-Ok, nos vemos.

Después de esa corta -aunque intensa- charla, sentí como si alguien me hubiera estado observando, y que mi sufrimiento no fuese más que empezar en este instituto. Esa sola sensación me producía múltiples escalofríos. Fui en busca de Nathaniel para ver si ya tenía mi formulario.

-Hey, ¿como va?
-Bueno, parece que se había traspapelado, pero la foto no aparece.
-Vaya... nada, que me la volveré a hacer.
-Bueno, cuando la tengas, ven y lo adjuntamos todo.
-Vale.

"¡Pues bueno! Ahora, ¿dónde me hago la foto?" Decidí salir del instituto, y como había un bazar con una máquina para hacer fotos automáticas, y me la hice. Cuando tuve la foto, volví al instituto para terminar el formulario, cuando me encuentro con las tres chicas pesadas y, ¡madre! Que marrón...

-¡Tú!
-¿Qué?
-Aléjate de Castiel, sólo te advierto.
-Eh... y eso, ¿a qué viene?
-Es mio.
-¿Sois novios?
-No te interesa, ahora, aparta.
-Si quieres pasar, nada más debes pasar por aquí -le sonrío y le señalo el camino.
-¡Argh! -me empuja con sus otros dos clones y caigo al suelo.

"Que desagradables" Me levanté y seguí mi camino. Cruzar el patio se me hacía eterno después de ese encontronazo, tan desagradable, y de repente, un ángel bajó a mi rescate... o mejor dicho, una hada muy despistada.

-Querida, ¿dónde estabas?
-¿Eh?
-Ten -me entrega un collar- Ayuda en el amor. ¡Chao!
-Espe... -miro el collar y me lo pongo- Que raro.

Por fin el pasillo. Llegué donde Nathaniel y le expliqué sobre las locas esas y...

-¡Ah! Ámber es mi hermana, y a veces no es muy simpática.
-Vaya, si te he molestado...
-No pasa nada -piensa- Aquí tienes tu formulario.
-¡Uy! Se me olvidaba.
-Que vaya bien con la directora.
-¡Gracias!

Fui a buscar a la directora, y me la encontré en el pasillo.

-¿Está completo?
-Sí.
-No acepto hojas sueltas, ¿tienes un clip?
-Eh...Si, en mi bolsillo -saco el clip y lo adjunto todo.
-Perfecto, bienvenida al Instituto Hispanochileno de Barcelona.

¡Que bien! Por fin me inscribí en aquel instituto, pero mi familia me debe dinero. Guardando mis cosas en la habitación, vi que había perdido mi pulsera en el patio, y cuando llegué allí, Castiel la tenía en su mano.

-Eh...¡es mi pulsera! La has encontrado, ¿dónde estaba?
-Eres muy despistada.
-Ya -me sonrojo- tu camiseta...
-¿Que le pasa?
-Donde...
-Donde ¿qué?
-¿Dónde la has comprado?
-¿Por?
-¡Me encanta!
-¿A sí? ¿Por qué?
-Bromeas ¿verdad? Es de un grupo de rock muy bueno, lo acabo de conocer, pero... bastante famoso al parecer.
-¡Vaya! A la nueva le gusta el rock.
-Pse... un poco.
-Mola -mira hacia otro lado, pero me vuelve a mirar- ¿te gustaría que te enseñara todo esto?
-Bueno, me parece bien.

Paseamos, si, ¡vaya si paseamos por la ciudad! Ahora me conozco la ciudad como la palma de mi mano. me preguntó si me gustaría ir a un concierto de aquel grupo, y que tenía entradas V.I.P., en primera fila y que podría conocer al grupo entero. Creo que mi alegría fue demasiado notable, porque media plaza se giró para verme y Castiel no podía dejar de reírse de mí, con una cara muy mona, aunque un tanto molesta después de un rato.
Llegué a mi habitación, muy feliz, después de mi ¿cita? Pero la alegría no es eterna, ni mucho menos. Mi compañera de habitación no era más ni nada menos que... ¡Ámber! Y yo había dicho que me parecía simpática...
Nada, que el curso ha empezado, todo es nuevo, y veamos como acabo llevándome con mi compañera de habitación,... ¡ah! Y también de cómo voy a encontrar el amor. Ha sido el primer día más intenso de mi vida.




~Fin del capítulo 1

domingo, 21 de octubre de 2012

Presentación

Hola a todas! Me llamo Arisu y como muchas de las que están leyendo -he dicho muchas, no todas- juego a CDM (Corazón de Melón).
Aquí voy a escribir mis fanfics con Castiel, el chico al que amo en CDM y todas mis paranoias varias, cualquier historia que se me pase por la cabeza.



Aviso!!
Antes de que nadie diga nada, voy a decirles que en esta historia no voy a hacer una historia igual o muy parecida a la que ya hay, sino que va a ser una historia personalizada, con los personajes de CDM, pero no va a pasar lo mismo que en el juego -que es fantástico- porque probablemente se pueda adelantar algún detalle, y no es que yo vaya muy avanzada en el juego.

Mis sucrettes en el juego son: Nich y LDYNich (tengo dos porque en la primera se me olvidó la contraseña, hice otra y después me acordé, inútil eh¿?)

Espero que les guste, a partir de ahora, me esforzaré mucho para hacer una historias dignas para querer servividas.