-¿Y esa cara? -preguntó casi riendo.
En ese preciso instante, mi mal presagio se hizo más intenso y el puño de esa bruja hundió mi mejilla con tal fuerza que pensé que mi mandíbula se había descolocado. Castiel la cogió por ese mismo brazo y la clavó contra la pared.
-¿De qué vas? -dijo enfadándose.
-Asustada- No, es que...
-¿Es que qué? ¡No te ha hecho nada para que le pegues!
-Eh...
Entonces se encendió la lucecita de mi cabeza, que normalmente me solía dar ideas sensatas.
-¡Ah! ¿Es porque sois novios?
Ámber se volvió loca de ira e intentó volver a golpearme, pero Castiel se lo impidió.
-¿Por qué has dicho una mentira tan grande?
-Hey, sin exagerar. Lo he dicho porque el primer día, si mal no recuerdo, Ámber me dijo que eras suyo y que no me acercase a tí. Le pregunté si erais novios y no me contestó, ... ¡pero tampoco pensé que me fuese a pegar por hablar contigo!
-¡Estúpida! -me aventó una media bofetada, que no fue entera gracias a que Castiel la cogió.
-Así que es eso eh... Pues fíjate princesita, yo no le pertenezco a su alteza, ni a mis padres, así que esa boquita es mejor que esté cerradita si no quieres acabar mal. Ahora, vete.
Una vez fuera de juego la pesada de Ámber, me senté en uno de los contadores de agua y Castiel se acercó para mirar mi mejilla.
-Vaya, no sabía que fuese tan deseado.
-No te creas tanto -me toca la mejilla mientras suelto un leve quejido.
-Es mejor que vayamos a la enfermería, y así aprovechamos para hablar sin que te pelees con nadie por mí, fiera.
-¿Eh?¿Que? yo... -me sonrojé.
-Tranquila, con esos ojos lo dices todo.
Me llevó a la enfermería con mucho cuidado, la enfermera miró ese golpe y me dio una bolsa de hielo.
-Estírate y ponte el hielo en la mejilla para bajar la inflamación. En cuanto a tí -se dirige a Castiel- te busca el delegado.
-Dile que estoy en enfermería, si quiere algo, que me venga a decir.
-Suspira- Está bien, pero cuídala. Si tiene algún otro síntoma como mareos o fiebre, por favor, avisa. Podría ser peligroso.
Nos quedamos solos y se hizo un incómodo silencio. "Si no habla alguien me moriré de vergüenza".
-¿Te duele?
-Eh... no mucho.
-Ahora dime, ¿de dónde vienes?
-Vengo de Chile.
-¡Uf! Un poco lejos ¿no?
-Un poco bastante. ¿Y tu?
-Yo de aquí. Vivo en un edificio cerca de aquí. Tu seguro que estás interna, viniendo desde tan lejos.
-Muy agudo Sherlock.
-¿En que habitación?
-En la 25, ¿por?
-Para saber dónde puedo dormir si me quedo por el instituto -comparó mi cara con las fresas que había en la mesita de noche y soltó-. Tranquila, no te voy a hacer nada raro, si tu no quieres.
-Como eres.
Dejé suelta una sonrisa que se contagió en su travieso rostro, y de repente, entró la directora.
-Arisu, debes decirme en qué club participarás ya que no lo pusiste en el formulario.
-Perdone, ahora está un poco indispuesta.
-Pero debe decidir ya, si no estará suspendida.
-Tranquila, va a ir conmigo al club de basket.
-Perfecto, ya que tienes un hueco allí -se fue.
Miré a Castiel con cara de no entender nada y le pedí explicaciones. Su respuesta fue tan impactante, que me volví a quedar sin habla.
-Hubieses acabado apuntándote a basket sólo por fastidiar a Ámber y así poder verme sin camiseta. ¿O no quieres eso?
Mi único pensamiento fue "¿Tanto se me nota?". Al parecer, las visitas no iban a terminar con la directora, así que llegó Nathaniel con un papel en la mano.
-Castiel tienes que -se detiene, me mira y suelta- ¿Pero que te ha pasado? ¿Le has pegado? ¿O la has metido en un lío con una de tus amiguitas?
-Frena señor >>Soytotalmenteperfecto<<. Primero, jamás le pegaría a una chica y segundo, tampoco es culpa mía esto. Es más, si no hubiese estado, a lo mejor no estaría tan bien.
-Serás mentiroso...
-Para tu información, fue tu hermana la que le pegó un puñetazo.
-¿Mi hermana? Te lo estás inventando.
-¡Ja! Le tiene celos a Arisu y por eso le pegó.
-¿Celos de qué?
-Por que Arisu está siempre a mi lado mientras que ella no -dijo con tono burlón.
-Será eso... Yo sólo venía a decirte que debes firmar esto.
-Sí, para que me expulsen. ¿Tu estás tonto?
-Pues no hubieses hecho campana, ¡ahora te haces responsable!
-¡Deja de meterte es mis asuntos!
Mientras más intensa se hacía la pelea, menos posibilidades tenía de detenerlos. Ya casi no podía hablar, y si solo salía un pequeño hilo de voz, con el ruido de su discusión pasaba más desapercibida que el pedo de una ardilla. "Si no me oyen, entonces haré que me vean, pero para eso tendré que levantarme". Tenía poca fuerza, la cabeza me ardía y toda la sala se movía como una centrifugadora. Reuní la poca energía que me quedaba y me caí encima de Castiel. Ese simple accidente les dio a entender a los dos de parte de quién estaba, de que no quería que se pelearan, de que me encontraba fatal y que llamaran a la enfermera de una vez. Recuerdo haber oído:
-Corre, ve a buscarla, yo me quedo.
-¿Por qué yo?
-Porque eres el delegado y la encontrarás antes.
Después de eso, un portazo, luego...
-Tranquila, todo irá bien, perdón por no cuidarte, por favor, no te duermas, no, no te duermas por f...
Después de eso, solo recuerdo negra y absoluta oscuridad, un profundo y largo sueño.
~Fin del capítulo 3