martes, 22 de julio de 2014

Capítulo 7: Volando en alas de plata

Se acabaron las clases, pero mi día no había terminado. Después de comer tenía que ir al club de basket, que no sabía dónde estaba, arreglarme, ensayar con el grupo de Cindry y después actuar en un antro que no conocía. Y con el día que llevaba, si llegaban unos extraterrestres y me dijeran que me sacarían el cerebro para jugar a golf no me extrañaría. Encontré a Castiel, y recordé que fue él el que me apuntó al club.

-¡Tú! Seguro que sabes dónde está el club de basket.
-Sí, muy lista. ¿Tienes la ropa lista? Como la de esta mañana mejor.
-No te lo diré.
-Pues lo miro en tu bolso -lo coge y empieza a chafardear.
-¡Oye! ¡Devuélvemelo!
-¿Tejanos? Esto no te vale para jugar -sonrió.
-¿Eh? -recuerdo- Lo que pasa es que después tengo que ensayar con el grupo de Cindry, y puede que vayamos a tocar a un sitio.
-¿A cúal?
-Ni idea.
-Genial. Bueno, espabila a cambiarte o Dajan se nos irá.
-¿Dajan? ¿Y ese quién es?

Esa pregunta quedó sin respuesta porque Castiel ya se había ido. Me cambié, me fijé en lo que llevaba puesto y me pregunté si le gustaría al pelirrojo. "Gracias Castiel, ahora me voy a fijar siempre en como vaya vestida". Fuera había un chico con el cabello negro recogido en trenzas y una coleta, una piel tostada por el sol y unos ojazos dorados de infarto.

-¿Nueva en el club? -me lanzó una pelota.
-Sí, me llamo Arisu.
-¡No jodas! La que se enfrentó a Ámber.
-La misma.
-Yo soy Dajan. Un placer -hace una reverencia- Ahora, please, fírmame un autógrafo.
-¿Y eso?
-Y todavía lo pregunta, qué mona, por lo de brujámber.
-¡Ah! ¿Dónde firmo?
-En mi agenda.
-Guay.

Me pasó su agenda y le dejé escrito un simpático mensaje:
Para Dajan, un loco que me pide un autógrafo por pelearme con brujámber.
Con cariño, Arisu <3

-¡Genial! Ahora, ¿echas unas canastas?
-Vale
-¡Eh! Veo que ya os conocéis, mejor, me ahorro presentaciones.
-¿Hace un KO?
-¿Un KO?
-Yo te explico

Mientras Dajan me lo explicaba, Castiel trajo varios balones, y tenía la sensación de que me miraba. Pensando que eran paranoias mías, me susurró:

-Me gustan esos pantalones.

Me guiñó un ojo y me dió un balón. Estuvimos jugando un buen rato, luego Dajan se fue y Castiel y yo nos quedamos un rato más.

-Vamos a cambiarnos ya, que tengo ensayo.
-Bien, ¿te vas a duchar?
-Sí, ¿y tú?
-Claro -piensa- si quieres, ahorramos agua duchándonos juntos.
-Sí, que te lo has creído.

En diez minutos me había duchado y arreglado. Me puse mis tejanos y una camiseta de tirantes verde un poco ancha.

-Venga fiera, ya tardabas.
-Solo han pasado diez minutos.
-Bueno, ¿y dónde habéis quedado?
-En el auditorio.
-Pues vamos, ¿a qué esperas?
-A que las ranas críen pelo.
-Pues hay ranas con pelo, mira.

Y mientras él me enseñaba las ranas con pelo y yo le rebatía que eso no se podía considerar pelo, llegamos al auditorio, donde nos esperaban Cherry y Stella en la puerta.

-Arisu, cantas muy bien -dijo sonriendo.
-Stella... ¿Cómo sabes si canto bien?
-Armin y Alexy te grabaron
-¡¿Grabación?!
-Sí, se oye muy bien -seguía sonriendo.
-¿Dónde? Quiero escucharla.
-¿EH? -sonrojada
-Supongo que será mejor en vivo y en directo.
-¿Lyss? ¿Qué haces aquí?
-Oí la grabación mientras escribía cerca del club de jardinería. Aunque la grabación no era en alta calidad, así que decidí venir para escucharlo en directo.
-Bueno, pues ¿a qué estamos esperando? Sube ya al escenario y canta algo~
-Nooo... mucha gente -más que una petición, era un llanto.

Entramos dentro del auditorio, mejor dicho, entraron dentro del auditorio y a mi me metieron inmovilizada y poco faltó para ser atada. Las chicas se colocaron en el escenario cada una con u instrumento, y fue entonces cuando lo vi todo más oscuro. ¿Cantar? No lo había echo nunca en público, no, qué vergüenza. Y todas tenían un instrumento... ¡No sé tocar más que la pandereta! Ni siquiera se me daba bien la flauta. "Tierra, trágame".

-Canta algo, nosotras tocamos -dijo sonriente.
-No sé cantar -dije con la boca pequeña.
-Mentirosa, anda ¿qué canciones te sabes?
-¿Cuáles os sabéis vosotras?
-¿Nos estás dando largas?
-Nunca he cantado en público -con la boca aún más pequeña y con los nervios a flor de piel.
-¿Quieres que cantemos a dúo?
-Vale, pero empiezas tú.
-A los chicos- El que se ría, hable, se  impaciente o algo parecido, lo echamos. ¿Entendido?
-¡Señor, sí señor!

Todos nos dimos la vuelta y vimos un delegado que no paraba de reírse de la broma que acababa de hacer. Fue tan espontáneo que me provocó la risa tonta durante unos minutos.

-Bueno, vamos a cantar ya.

Te regalo mi cintura
y mis labios para cuando quieras besar.
Te regalo mi locura
y las pocas neuronas que quedan ya.

Mis zapatos desteñidos,
el diario en el que escribo,
te doy hasta mi suspiro
pero no te vayas más.

Porque eres tú mi sol,
la fe con que vivo,
la potencia de mi voz,

los pies con que camino.
Eres tú, amor
mis ganas de reír ,
el adiós que no sabré decir 

porque nunca podre vivir sin ti.

Se terminó la canción, se hizo el silencio y después vinieron las felicitaciones. Conste que ese silencio duró la mitad de un estornudo, pero a mi me parecieron sesenta segundos de reloj con acidez de estómago. Ese silencio nos condenaba al fracaso o nos elevaba a la más gloriosa de las victorias. Parece que fue lo segundo, porque a todo el mundo le gustó esa mini actuación. Todos los chicos empezaron a decir lo bien que cantaba y lo genial que quedaba la banda, aunque yo no oía ni la mitad de los halagos que decían, tenía demasiada sangre en la cabeza y taponaba mis oídos.

-A Robin- Lo habéis hecho muy bien todas, como siempre, aunque entenderás por qué felicitamos más a Arisu.
-Claro, necesita que la apoyemos, no está acostumbrada a actuar. Espero que no tenga pánico escénico.
-Verás como no -mira sus manos- se nota que has trabajado muy duro.
-¿Ah? -mira sus manos, y al cogerse de las manos se sonrojan- Es que... es una gran oportunidad y...
-Eres preciosa.

 Pude huir de aquel gentío y me pareció ver que Robin y Lyssandro estaban juntos, muy juntos... ¿Pegados? ¡Besándose! Decidí no meterme y sacrificarme para que nadie molestara esa bonita escena tirándome otra vez a la multitud y me molestaran a mi. Después de todo ese movimiento, nos juntamos todo el grupo y empezamos a pensar qué canción cantar. Como habíamos cantado esa canción suave de Shakira, había gente que opinaba que sería una buena opción el cantar la misma, otros que sería mejor escoger otra de otros cantantes (desde Queen hasta Daddy Yanke, en este nos negamos en redondo) y había alguien a quién le parecía gracioso que tocáramos la de Loba en una jaula para ver si hacíamos todas los mismos movimientos que la colombiana. Estuve a punto de matar a Castiel en ese momento. Buscando por youtube encontramos una preciosa canción de JRock, y decidimos que podríamos tocarla alguna vez. Al final ganó la vena rockera y nos decidimos por Bon Jovi. Después de eso, la pregunta que más temía:

-¿Sabes tocar algún instrumento?
-Eh... -indecisa- ¿vale la pandereta, o el triángulo?
-No sabes, ¿verdad?

"¡Mierda! Ahora que me hacía ilusión entrar..."

-Si quieres pedo enseñarte a tocar la guitarra.
-Esperanzada- ¿De verdad? Si es que cuando quieres eres un cie-
-No tan rápido enana, no te saldrá gratis.
-¿Cuánto quieres pesetero?
-¿Cuánto puedes darme?
-El placer de mi compañía -sonrisa pícara.
-¿Sólo eso?
-Más cinco euros por día, rata.
-Me parece razonable, y si me ordenas el piso mejor.
-Eres un interesado.
-Anda, como tú, a ti te interesa que yo te enseñe guitarra.

Como me fastidiaba que tuviera razón, y como me fastidiaba que sonriera cada vez que terminaba una frase con esa boca tan sensual... "Este chico me despista mucho, tengo que tener cuidado".

-Oye, supongo que no tienes una púa.
-Supones bien, Sherlock.
-Toma, para ir empezando -me entregó una púa verde- Quizá te da suerte y todo esta noche.
-Gracias -me sonrojé.

¡Maldito! Se había convertido en mi punto débil tan rápidamente, aunque a mi me parecía que habían pasado meses. En ese momento empecé a fantasear en los próximos días, en mi futuro con el grupo, con Castiel, sobre todo con él, y mientras yo volaba con esas alas que me daban sus ojos grises de ensueño, los demás dialogaban sobre el nombre del grupo.

-Es que a mi no me gusta nada que lleve "sexy", ni "hot", ni que se repitan palabras.
-Ni a ti ni a ninguna de aquí.
-Arisu, ¿estás escuchando?
-¿Eh? Estaba volando -dije aún medio ida.
-¿Volando? ¿Cómo?
-En alas de color gris -me reí al darme cuenta de la mirada de asombro Castiel. ¿O quizá era de miedo porque parecía loca?
-De plata... En alas de plata...
-Si lo pasamos al inglés...
-¿Por qué inglés?
-Alexy, porque está de moda.
-¡Tenemos nombre! ¡Silver Wings!




~Fin del capítulo7

No hay comentarios:

Publicar un comentario